Trazando el camino hacia la salud digital: Lecciones y transformaciones a raíz de la pandemia de Covid-19

El 5 de mayo de 2023, tres años y cinco meses después del primer caso de Covid-19 detectado en Wuhan, China, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el fin de la emergencia mundial por coronavirus. 

Esta noticia nos lleva a reflexionar sobre lo que significó el suceso histórico para los sistemas de salud. ¿Qué aprendimos? ¿Cómo nos obligó a cambiar la forma en que cuidamos y atendemos la salud? ¿Qué soluciones creativas nos ayudaron a salir adelante como sociedad y como individuos? ¿Cuáles debemos mantener y cuáles desechar? 

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Durante los últimos meses de 2019 y los primeros de 2020, el sistema de salud global se encontró con retos imprevistos: insuficiencia de redes hospitalarias y escasez de personal médico para atender la alta penetración de un virus desconocido y muy contagioso, se tuvo que priorizar la atención de algunos, se presentó de urgencia una necesidad de inversión en investigación para el desarrollo de vacunas… Descubrimos que no estábamos preparados para enfrentar un acontecimiento en salud de esta magnitud.

Los doctores se toparon con retos que jamás pensaron, los hospitales colapsaron, hubo desabasto de medicamentos para todos los padecimientos. 

El estado de emergencia nos mostró la necesidad de ser empáticos, solidarios y cuidarnos los unos a los otros. Nos pusimos cubrebocas, aplicamos la sana distancia, evitamos aglomeraciones y mantuvimos la higiene. Todos los países se unieron para confinarse y evitar el contacto al máximo. Las fronteras tuvieron que cerrarse. Sin embargo, descubrimos nuevas formas de hacer crecer la economía.

Logramos sacar el máximo provecho de las tecnologías de la información. Aprendimos a trabajar a distancia, a realizar videoconferencias, a comprar o vender bienes y servicios en línea, a agilizar redes de distribución y a crear nuevas ofertas de valor acordes a la situación.  

La pandemia aceleró la digitalización del sector salud. Durante los meses que duró el confinamiento y los años siguientes, muchas personas optaron por ofrecer y recibir atención médica en línea, no solo para casos de Covid-19 sino para todo tipo de padecimientos y especialidades, medicina, nutrición, psicología. De hecho aumentó la demanda de consultas en línea relacionadas con la salud mental.

También el cierre de sucursales hizo que muchas compañías de seguros comenzaran a digitalizarse y ofrecer sus productos en línea, por lo que aumentó el e-commerce de seguros de gastos médicos. Muchos aprendimos la importancia de contar con un seguro de salud que nos protegiera financieramente para poder costear una hospitalización. También se generaron mecanismos para las reclamaciones en línea con trámites sin papel. 

La digitalización fue demostrando que es más que solo pasar del papel a la pantalla. Es la optimización de los sistemas de organización y distribución. Implica una manera totalmente nueva y mejorada de hacer las cosas. Reduce el tiempo y los costos. Concentra la información en un mismo lugar facilitando la toma de decisiones. Posibilita que se compartan datos en tiempo real sin importar distancias. 

Hoy, gracias a la digitalización alcanzada durante el confinamiento, estamos mucho más preparados para enfrentar estados de emergencia en salud. Pero todavía falta mucho. Aún queda un largo camino que recorrer hasta la digitalización completa del sector salud. Para que todos los hospitales, distribuidores mayoristas y minoristas de medicamentos, proveedores y prestadores de servicios médicos, personas, compañías de seguros, instancias gubernamentales y cada uno de los actores del sector salud, se conecten en ecosistemas digitales que permitan la optimización de los esfuerzos y la conservación de la salud mundial. 

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